La niña del hotel (1931), F.S. Fitzgerald

» La niña del hotel »

(The Hotel Child)

relato aparecido en la revista The Saturday Evening Post (31 ene. 1931)

Francis Scott Fitzgerald

(Cuentos 2 – pp. 393 a 428)

Como si hubiera pasado un año del relato anterior «Un viaje al extranjero» ( One Trip Abroad, 1930 ) y nos encontráramos como los Kelly languideciendo en el espejismo de un elegante hotel suizo en horas bajas, que ha perdido clientela por el crack del 29 y debe de hacer malabarismos para mantener un nivel digno.

Resulta que los huéspedes más solventes y relumbrantes son una rica familia judía estadounidense: madre, hijo e hija. Pero no son el tipo de clientela que el director del hotel desea. Y eso que estamos en Suiza y en 1931. Desentonan, son discordantes y bulliciosos. La niña, Fifi está a punto de celebrar una fiesta por su dieciocho cumpleaños. Sus pretendientes y amigos son estudiantes de la zona demasiado ruidosos. Fifi es una chica guapa que le gusta lucir sus mejores galas en toda ocasión, lo que molesta a otros huéspedes en situación económica más precaria.

El hotel tiene su colección variada de personajes variopintos ideales para una novela de misterio de Agatha Christie, con todas sus intrigas y envidias. Pero aquí la cosa no termina en un asesinato, aunque podría, sino en mostrar las miserias habituales de los habituales de tales establecimientos. Fifi es acosada por un joven conde en estado de indigencia que quiere enredarla en un matrimonio secreto y sorprendente.

El relato termina con un final inesperado y la demostración de que al fin y al cabo Fifi es uno de los seres más sinceros y maduros del hotel.

Este relato quizá impresiona por la agudeza de Fitzgerald en captar los pequeños detalles que hilvanan ciertas relaciones ocasionales en lugares de paso. Fifi da claras muestras de inteligencia y sale airosa de unas cuantas trampas. Parece dirigirse triunfante hacia el futuro. Su madre quiere volver a Estados Unidos y considera terminada la aventura europea. Fifi en cambio, se obstina en quedarse. Fitzgerald apunta que «Las Furias» acechan a Fifi y que esperan alcanzarla. No sé hasta que punto Fitzgerald podía imaginar en 1931 el alcance futuro de la persecución nazi a los judíos, pero dada la fecha me parece profundamente visionario.