A lo largo de su vida al escritor Francis Scott Fitzgerald le dieron unas cuantas palizas como resultado de comportamientos imprudentes mientras estaba borracho, no me consta que él estuviera en condiciones de responder, sino de recibir. Hay una paliza en concreto que sucedió en México al final de su vida, en un viaje imposible: él alcohólico y Zelda con permiso del sanatorio para una excursión. Quiso parar una pelea de gallos y le dieron tal cantidad de palos que su esposa tuvo que llevarlo de vuelta a Estados Unidos e ingresarlo en un hospital. Ella volvió al manicomio por su cuenta y ya nunca más se vieron.
Este es un episodio que contiene un montón de tristeza y tragedia del que no encuentro casi información y que me gustaría ampliar porque es inenarrable.
Si embargo, he encontrado ESTO :
Scott Fitzgerald : nacido el 13 de dic. 1991 (edad 27) en Preston, Lancashire, England, UK = BOXEADOR
Dado el estado de la fotografía tras el combate he tenido la extraña idea de que era un admirador del escritor del que había tomado el mismo nombre. Pero no es así.
El chico inglés se llama efectivamente SCOTT FITZGERALD, porque su padre se llama Dave Fitzgerald y el nombre Scott es habitual. Que sus padres pensarán en el escritor estadounidense se tendría que preguntar.
Este chico que le llama igual que nuestro escritor (a pesar de su estado en la foto) es campeón de los pesos Super welter (peso entre 66/69 kg.). Mide 1.77 m (5 ft 91⁄2 in). Ha tenido hasta de fecha de hoy: 14 peleas y las ha ganado todas.
Scott Fitzgerald = boxeador
Arriba en las fotos, diferentes momentos en la vida deportiva de Scott Fitzgerald boxeador. No sé que pensaría Francis Scott, pero sería curioso saberlo.
En el que dedica un extenso apartado al alcoholismo de los escritores Francis Scott Fitzgerald (1896-1940) y Ernest Hemingway (1899-1961) y al mismo tiempo se extiende al enigma de por qué los escritores estadounidenses se relacionan de forma tan destructiva con el alcohol.
No es una problemática exclusiva del siglo XX, pero es dónde resulta más evidente. Tampoco se trata de únicamente de alcohol, también se produce la destrucción por abuso de todo tipo de drogas y/o medicamentos. Tampoco se trata de género, ni de religión, ni de procedencia. Es una ceremonia de autodestrucción con los instrumentos y las formas que sean.
Hagamos una pequeña lista de algunos de ellos, los más conocidos:
» Los (sobre todo) alcohólicos » (orden por fecha de nacimiento-00a edad fallecimiento)
1809-1849_40a – Edgar Allan Poe (la causa exacta de la muerte es desconocida)
1862-1910_47a – O. Henry (William Sydney Porter) neumonía
1885-1933_48a. – Ring Lardner (infarto, complicaciones tuberculosis)
1917-1973_56a – Jane Bowles –mujer– primero locura, muerte por derrame cerebral
1920-1994_73a – Charles Bukowski (nacido en Alemania) leucemia
1921-1995_74a – Patricia Highsmith (cáncer de pulmón)
1922-1969_47a – Jack Kerouac (cirrosis hepática)
1924-1984_59a – Truman Capote (insuf. hepática)
1937-2005_67a – Hunter S. Thompson (accidente?)
1938-1988_50a – Raymond Carver (cancer de pulmón) –alcohólico rehabilitado–
1947- – Stephen King (alcohol y drogas) –rehabilitado–
El su libro sobre el alcoholismo el doctor Vaillant (ver bibliografía más abajo) incluye también (aunque tuvieron problemas con el alcohol, pero no de forma decisiva): 1871-1945_74a. Theodore Dreiser //1871-1900_28a. /tuberculosis) Stephen Crane // 1876-1916_40a. Jack London //1908-1981_72a. William Sayoran // entre bastantes otros nombres.
Por otros motivos igualmente destructivos:
1928-1982_53a. – Philip K. Dick – derrame cerebral (drogas y medicamentos)
Hay autores (solo nombro los estadounidenses) que han experimentado con drogas y/o medicamentos sin que parezca que su obra se resienta de forma completa, ni que ello haya acelerado su muerte: William Burroughs (1914-1997_83a/infarto), Ayn Rand (1905-1982_77a/cáncer de pulmón), Norman Mailer (1923-2007_84/insuf. renal), y bastantes autores más.
Vista la cantidad ingente de autores importantes, parece imposible llegar a ser alguien en el mundo de las letras estadounidense sin pasar por la autodestrucción, lo que puede crear un efecto de imitación entre los que intentan llegar a triunfar.
Donaldson en su libro, aparte de detallar minuciosamente los casos de Scott Fitzgerald y de Hemingway, incluye datos de monografías especializadas y opiniones diversas.
De acuerdo con el doctor Goodwin (ver bibliografía más abajo):
ESCRIBIR
ALCOHOL
es una forma de exhibicionismo
disminuye las inhibiciones
requiere interés por las personas
aumenta la sociabilidad y hace que las personas parezcan más interesantes
exige fantasía
potencia la fantasía
es un trabajo solitario
mitiga la soledad
exige una tensa concentración
relaja
En general, el artista, sobre todo el escritor, tiende al malditismo, a la bohemia, a la transgresión y a la disipación. Sobre todo por la herencia del Romanticismo que dejó un cliché imperecedero. Que haya una incidencia tan alta en el panorama estadounidense se debe a varios factores añadidos:
efecto contagio e imitación (un escritor desea parecerse a sus ídolos).
carácter de excesiva competitividad de la psicología estadounidense y la necesitad de éxito (como oposición al fracaso) y reconocimiento público.
«la ley seca» que convirtió un vicio en una transgresión divertida.
bibliografía médica aportada por Donaldson
___Goodwin, Donald W. (doctor en medicina, 1932-1999) (Alcohol and the Writer (El alcohol y el escritor), Kansas City, Misuri, Andrew and McMeel, 1988
___Vaillant, George (doctor en psiquiatría, 1934) Natural History of Alcoholism (Historia natural del alcoholismo) Cambridge, MA, Harvard University Press, 1983 (rev. 1995)
Toda esta entrada es una mezcla de resumen del libro de Donaldson y comentarios míos personales. Como la lista de escritores alcohólicos y otras apreciaciones.
Para finalizar y esto lo he leído en algún lugar que no encuentro del libro de Donaldson, o en el anterior «Ansia de amor» o en otro lugar. Sobre una teoría psiquiátrica que explica el por qué de la especial angustia creativa del artista-escritor. Cuando el artista crea su obra se produce una especie de batalla entre los dos hemisferios cerebrales: un lado lógico y el otro creativo. El creativo no puede funcionar solo, necesita el otro hemisferio (la necesaria comunicación entre los dos hemisferios sería eso tan inasible como: la inspiración) . Hay otro tipo de artistas como músicos, ballet, pintura, escultura, que mientras no realizan una obra en concreto, pueden ejercitarse practicando y en su mayoría hacerlo implica cierta actividad física y así liberan tensión mental y muscular. Sin embargo, el escritor suele estar sentado acumulando estrés frente a la hoja en blanco (¿era la razón por la que Hemingway escribía de pie?) que no admite nada más que la propia obra a realizar. Es por ello por lo que suele caer con facilidad en la bebida u otros sucedáneos similares.
A propósito de esa teoría, y de que no vale escribir cualquier cosa, que no puedo evitar que me venga a la memoria las escenas en la película «El resplandor» (The Shining, 1980, dir. Stanley Kubrick) del personaje Jack Torrance, que es un escritor bloqueado y que finalmente enloquece, pero que escribe, escribe y va amontonando las hojas cuidadosamente al lado de la máquina de escribir y ya lleva una cantidad considerable, pero cuando su mujer se acerca a lo que ha escrito, queda horrorizada, al ver que solo contiene una frase repetida:
" All work and no play makes Jack a dull boy "
( Todo trabajo y nada de juego hacen que Jack sea un chico aburrido )
Convendría recordar que «El resplandor» (The Shining, 1977) es una novela de un escritor situado en la lista de arriba, pero rehabilitado: Stephen King. He visto la película, pero no he leído el libro, aunque sí he leído las memorias de King. No sé si esto está exactamente en el libro, pero es profundamente ilustrativo de lo último que he contado.
Nota: No es por crear polémica. Nada más lejos de mi intención, porque el Canon es el Canon, pero sí que me he dado cuenta de que todas estas listas son de hombres y mujeres estadounidenses blancos y algunos de ellos homosexuales o lesbianas. Pero, no hay ningún afroamericano, ni tampoco de origen hispano o asiático, ni nativos americanos. Se tendría que investigar, aunque es difícil querer estar en una lista tan gloriosa y al mismo tiempo tan destructiva para ellos mismos.
relato aparecido en la revista Esquire (agosto 1936)
Francis Scott Fitzgerald
(Cuentos 2 – pp. 679 a 688)
Considerado más un ensayo autobiográfico que un cuento. De hecho se describe a sí mismo con total claridad, seguramente con mucha autocompasión disimulada.
1936. Scott moriría cuatro años después tras un deterioro progresivo mezcla del alcohol y otras patologías difusas.
El protagonista del relato se levanta con dificultad de la cama pero sin sentirse enfermo, al contrario de varias semanas atrás. Vive con su hija y una criada. Su hija ya ha salido. Son las nueve, desayuna y lee el correo: cartas desagradables, facturas, noticias de Hollywood. La criada le pide un cheque, él alega que se quedará a trabajar por la manaña y saldrá por la tarde, pero en autobús: el coche lo ha vendido.
Después de descansar un rato acomete la tarea de terminar un relato. Pero no se siente inspirado. Piensa en salir a dar una vuelta, pero no tiene suficiente energía. Sigue con el texto. Se atasca. Se siente de nuevo cansado. Lo llama la secretaria por horas, pero no tiene nada para ella. Vuelve a pensar en salir. Vestirse ya es un drama. Pensar en la calle le inquieta. No quiere hablar con nadie. Coge su champú para que lo use su barbero cuando lo atienda y una ampolla de «luminol» (1)
«El perfecto neurótico» se dijo, mirándose al espejo. «Subproducto de una idea, escoria de un sueño.»
Va a la cocina y recuerda una batallita de su no intervención en la primera Guerra Mundial. Entonces condujo de forma temeraria un vehículo militar, ahora, ya en la calle, espera el autobús que le recuerda a gente cansada. Se sienta en el piso de arriba y las ramas de los árboles golpean la ventanillas sin cesar. Cualquier detalle lo transporta al pasado, un pasado lejano, triste y evanescente, incluso se le ocurren relatos, pero no están a su altura requerida: un cuidador de césped en la universidad de su hijo, acaba cuidando el césped del cementerio cuando su hijo fallece.
Recuerdos de todas clases acuden a su mente ante cualquier pequeño estímulo exterior, de épocas mejores, por supuesto. Llega a su habitual barbería de un hotel, dónde casi nunca encuentra al enfermo dueño y lo atiende un suplente, lo que le recuerda la historia del propietario de su barbería favorita en los años 20s que había ganado una fortuna de 300.000 dolares en la bolsa gracias a la confidencia de un cliente y pensaba retirarse, pero con el crack del 29 lo perdió todo.
Ya arreglado sale al vestíbulo. Oye tocar una orquesta en el bar del otro lado. Hace tanto que no baila. No quiere recordar más y se pone en marcha para volver a casa. El autobús tarda una barbaridad, pero no le gustan los taxis. Sube con dificultad los pocos escalones del bus. Su vista vuelve a rememorar sin cesar durante el trayecto de regreso, proyecta ideas sobre lo que ve.
Llega a su bloque de apartamentos. Último piso. Su hija aún no ha vuelto. La criada le pregunta como le ha ido. Él responde ¡fantástico! he hecho de todo. ¿Noticias? Ninguna. —Me trae un vaso de leche. Descansará y luego intentará aprovechar las dos horas antes de la cena para trabajar.
(1) Yo pensaba que aquí había un error de traducción porque el «luminol» es una sustancia que se utiliza para detectar restos de sangre, por lo general en escenarios de crimen.
__En otro relato «Dormir y despertar» , lo han traducido como píldoras de «luminal«.
__Lo he mirado en los textos originales y pone «luminol» tanto en píldoras (pills) como una pequeña ampolla de (a small phial)
Lo curioso es que la denominación correcta es LUMINAL. Era el nombre comercial de un barbitúrico compuesto de Fenobarbital (Phenobarbital) de la casa Bayer, que se usaba para diferentes patologías psiquiátricas en especial la epilepsia porque reduce las convulsiones. Actualmente los barbitúricos están en desuso por su toxicidad y su relación con suicidios por ingesta descontrolada.