«Días sin vida»
(Beloved Infidel)
Henry King
USA 1959
v.o.s.
Basada en las memorias de la que fue la última compañera sentimental del escritor F. Scott Fitzgerald.
No dudo que la propia señora ya imprimiera en el texto una cantidad indigesta de romanticismo, sentimentalismo combinado con unas notas de alcohol y drama. Ahora bien, que lo trasladen tal a cual al cine, eso ya tiene delito. Y que además participen actores de la categoría de Gregory Peck y Deborah Kerr aumenta la afrenta, porque actúan mal. Quizá porque el guion tampoco les permite otra cosa.
Tanto da la actriz que interpreta a la señora, porque nadie la conoce, pero a Scott Fitzgerald, por favor. No es ya que Gregory Peck intente imitar algo al escritor, que no lo hace, sino que hace de Gregory Peck como si solo tuviera un registro.


El guion es espantoso. Unos diálogos insufribles. Una historia que no entra ni con calzador. Rodada en estudio la mayor parte salvo las escenas de playa.
La pregunta sería el por qué la he visto hasta el final (123 min.) Bien, primero por la calidad visual y el color: magníficos. Después por el vestuario esplendoroso de la Sra. Kerr, aunque dado que el escritor fallece en 1940, me parece algo desfasado, más años cincuenta que treinta, así como los peinados de ella, al estilo de Kim Novak, en los que predominan los recogidos ultra elegantes, alternados con sueltos tipo estropajo (de cuando los estropajos eran de esparto). Y finalmente los detalles de ambientación que son muy entretenidos de ver (como ese avión comercial con camas tipo tren).
Desde luego, después de ver la película pocas ganas pueden quedar de leer el libro de memorias de esta señora. Si se desea leer la entrada siguiente: Sheila Graham y cómo sacar provecho de Scott Fitzgerald.