Pongan agua a hervir, mucha, mucha (1940), F.S. Fitzgerald

Sí, el que está detrás es Kirk Douglas en el film «Cautivos del mal»(The Bad and the Beautiful, 1940) en una recreación mía personal

«Pongan agua a hervir, mucha, mucha»

( ¡ Hiervan agua, mucha agua ! )

( Boil Some Water – Lots of It )

relato aparecido en la revista Esquire  (marzo 1940)

Francis Scott Fitzgerald

(Cuentos 2 – pp. 719 a 728)

Escrito durante su 2a estancia en Hollywood dentro de la serie: » Las Historias de Pat Hobby «

Pat Hobby es un escritor de poca monta, ausente de toda ilusión por su carrera y perdido en los engranajes infinitos de guionistas de Hollywood.

Después de toda una jornada de trabajo ha logrado destilar una frase: —Pongan agua a hervir, mucha, mucha. (o ¡ Hiervan agua, mucha agua ! )

Es una buena frase, pero que no está ligada a ninguna situación, ni circunstancia. Ahí, huérfana de más contenido. Sabe que es poco, pero de momento no se le ocurre nada más. Sería cuestión de estirarla, de ubicarla apropiadamente. De camino al comedor del estudio se le ocurre hablar con la nueva, guapa y joven enfermera. Tiene una excusa perfecta para abordarla. ¿Qué haría un médico con una frase semejante? La invita a comer y mientras lo hacen, él le va explicando la ciencia no escrita de quién se sienta dónde en el comedor y de que hay lugares reservados a los jefazos.

Un extra disfrazado para una película de época se ha sentado en un lugar inconveniente. Varias personas le avisan de que ese no es su lugar. El extra se aferra a su espacio e increpa a los que quieren que se levante. La cosa va a mayores y le acaban dando un tortazo mal dado. Resulta que era una broma y el extra es un mandamás haciéndose el gracioso. Ante la deplorable escena del extra ficticio herido en el suelo, alguien grita oportunamente —Pongan agua a hervir, mucha, mucha.

Nota:
Yo no empezaría a leer a Scott por sus Historias de Pat Hobby. Están consideradas como material escrito solo para obtener dinero (¿no lo hizo siempre?), sino porque tienen un trasfondo muy amargo de fracaso, desilución y poca esperanza (¿no lo tienen todas?).

La fractura (2015), Philipp Blom

» La fractura »

Vida y cultura en Occidente, 1918-1938

( Fracture, 2015 )

Philipp Blom

Ed. Anagrama 2016, 611 pág.

 

Así como en su libro «Años de vértigo 1900-1914« Philipp Blom (Hamburgo 1970) repasaba los años previos a la primera Guerra Mundial, para este texto hace un recorrido por los años de entreguerras 1918-1938.

Para ello se fija en acontecimientos importantes, aunque no sean los principales, que van marcando el in crescendo de una situación insostenible que solo podía acabar en la segunda Guerra Mundial: los combatientes con shock traumático, las deudas de guerra, el jazz, la ley seca, el dadá y el surrealismo, el crac del 29 y las tormentas de polvo en el Medio Oeste, Gabriele D’Annunzio como precursor de Mussolini, la hambruna en Ucrania, las purgas de Stalin, etc.  Hay también un pequeño análisis sobre la guerra civil en España bastante acertado.

Es un libro muy ameno que se lee de un tirón. Descubre algunos episodios poco conocidos, pero significativos y que resulta una aportación actual e interesante a la comprensión de ese periodo histórico.

Se agradece la amplia bibliografía final, así como el índice onomástico y notas.

Años de vértigo (2008) Philipp Blom

«Años de vértigo» Cultura y cambio en Occidente, 1900-1914

(The Vertigo Years, 2008)


Philipp Blom (Hamburgo 1970-)

Anagrama, Nov. 2010, 1a ed., 677 pp..

-Historia contemporánea-



«La dínamo… Si algo fueron los años que van de 1900 a 1914, entonces fueron dinámicos. Todo parecía más grande que antes: las ciudades, la producción industrial, las redes ferroviarias, las calles con sus automóviles lanzados a toda velocidad, los rascacielos de fachada severa, la población, los medios de comunicación, los entretenimientos, la cultura de masas, los récords de velocidad. Atrapados entre las mandíbulas de acero de la industria y el mercado mundial emergente, millones de personas abandonaron sus raíces, forzadas a inventarse una nueva identidad en un mundo que les resultaba desconocido.» pág. 569

El autor Philipp Bloom nacido en Hamburgo (Alemania) en 1970 es historiador, novelista, periodista y traductor, formado en Oxford y residente tanto en Londres como en Viena.

Describe en este extenso libro el ambiente que se respiraba durante el periodo anterior a la Primera Guerra Mundial, en lo que después sería su escenario principal; Inglaterra, Austria, Rusia y Alemania.

Personalmente siento una fascinación por esa época, ya que en un espacio corto de tiempo se concentraron todas las tendencias que marcaron el siglo XX y en las que todavía estamos inmersos:

» El 15 de abril de 1900 se inaguró la Exposición Universal de París, donde podía el público enfrentarse a toda clase de contradicciones; desde indígenas y fieras recreadas idílicamente fuera de su ámbito natural a la descomunal sala de dínamos, pasando por la exhibición de gran número de nuevos prodigios de la técnica. El año siguiente, el 22 de enero de 1901 la reina Victoria de Inglaterra fallecía y su nieto el kaiser Guillermo II de Alemania pidió que le dejaran cerrarle los ojos. El mundo empezó a cambiar de forma vertiginosa. Los nuevos inventos hacían que la gente se replanteara su forma de ver la vida; el cine, la velocidad, los medios de comunicación de masas, las cadenas de montaje, las sufragistas y la nueva mujer, Freud, la eugenesia, la neurastenia, la nueva mística, la nueva música, nuevas formas de ver el arte, la nueva violencia…  cosas que aun hoy estamos asimilando. Sin embargo, la guerra del 14 fue una sorpresa. Nadie pensaba que todo iba a desembocar en la Gran Guerra. «

Cuando se quiere hacer un acercamiento a ese tiempo se puede optar por leer libros como la novela «El hombre sin atributos» de Robert Musil o la autobiografía de Stefan Zweig «El mundo de ayer» que siempre son testimonios en primera persona o recurrir a tratados históricos. Ambas opciones son necesarias.

El libro lleva dos tipos de ilustraciones, unas centrales en papel de calidad y color y otras en blanco y negro distribuidas por el libro. Lamentablemente estas últimas son de pésima calidad y apenas se ve lo que muestran. En cualquier caso a mí el libro me ha gustado y creo que es bastante interesante e informativo.

(p.d.

Veo con sorpresa que Philipp Blom en un momento del libro hace alusión al escritor Edward W. Said y sus tesis descritas en el libro «Cultura e imperialismo», que curiosamente es lo mismo que yo expresé en mi comentario del 27-9-2010, cuando lógicamente todavía no había leído este libro)