Annabel Fitzgerald Sprague (1901-1987)

Confieso que sentía bastante curiosidad por la única hermana viva que tenía Francis Scott Fitzgerald, ya que nunca se la menciona.

Annabel nació después de Scott el 21 julio de 1901. Se llevaban unos cinco años. Crecieron en una familia donde ya habían muerto tres hermanas antes que ellos.

su esposo Clifton A. Sprague (1896-1955) oficial de la marina

los padres:
Edward Fitzgerald 1853 – 1931
Mary (Molly) McQuillan 1859-1936

Annabel se casó con:  WWII Vice Admiral, Clifton Albert Frederick «Ziggy» Sprague
fecha del enlace:  el 12 Apr 1925

No me consta que Annabel fuera a la boda de Scott, ni Scott a la de ella.

tuvieron una hija (sobrina de Scott Fitzgerald = Courtney Sprague Vaugham (1926-2008)

Annabel falleció el 22 julio 1987 (edad 86)
está enterrada en San Diego, California, USA

Courtney Sprague Vaugham (1926-2008) la sobrina de Scott se casó con un doctor oftalmólogo de prestigio llamado Daniel G. Vaughan jr. (1921-2000) tuvieron ocho hijos.


Toda esta parte de la familia vivía en California. Por lo que cuando Scott se trasladó a vivir a Hollywood tenía posibilidad de verles.

Por alguna razón Scott no tenía relación con su hermana. Bruccoli, su biografo, apunta que la diferencia de cinco años creó una gran distancia entre ellos. También fueron escolarizados en lugares muy distintos. Pero, no me parece motivo suficiente.

Entre todo el material de su hermano Scott (del que yo tengo) «solo» he encontrado una carta. Con motivo de la muerte de la madre, Scott le escribe una carta de la que ya hablaré en una entrada aparte porque el interés es sobre la madre.

El último magnate, film 1976

«El último magnate»

(The Last Tycoon)

Elia Kazan

USA 1976

 

Hacía tiempo que no veía una película con tantos talentos dentro y que fuera tan mala. No me lo explico. Fue la última cinta del gran director Elia Kazan (67 años), así que igual estaba muy enfermo, pero no, murió en el 2003.

Basada en la novela de F. Scott Fitzgerald y con guion de Harold Pinter. La historia está inspirada en el productor del Hollywood clásico Irving Thalberg hacia los años 30.

En el filme vemos un estudio de cine dirigido por un carismático productor, Monroe Stahr (Robert De Niro) perfeccionista y demasiado hermético, cuyas andanzas son contempladas con suspicacia por los dueños del estudio (Robert Mitchum, Ray Milland) que se resignan ante el rotundo ojo clínico para el éxito del productor. Mientras, vemos por un lado cómo Monroe pone orden en las escenas de una película que están rodando con Tony Curtis y Jean Moreau, reflejando ese mundo de Hollywood ya perdido, pero por otro lado, vemos cómo la propia película de Kazan se desmorona en una colección de escenas indignas del gran director.

Se supone que la película que ruedan dentro de la película con Tony Curtis y Jeanne Moreau es una especie de Casablanca, pero en realidad es como un engendro horroroso en el que los dos actores están espantosos y lo hacen peor que si hicieran una parodia.

Monroe se mueve entre dos féminas, Theressa Russell y Ingrid Boulting, entre las cuales es difícil definir cual lo hace más mal y qué pintan esas dos relaciones absolutamente indigestas en la historia. Monroe se enamora de Kathleen (Ingrid) como el que se enamora de un cuadro y quiere tenerlo. Ella es la cosa más mona y sosa que pueda imaginarse, y la relación que tienen lo más enervante que pueda soportarse.

Hacia el final aparece Jack Nicholson como un representante sindical, en unas escenas mal planteadas y peor resueltas. Cabe decir que Robert De Niro es el que sale mejor parado de todo este desastre, en el que parece que los actores no saben ni donde están, ni para que los han contratado. Lamentable punto y final para la carrera de Elia Kazan.

Sueños de invierno (1922) – F.S. Fitzgerald

» Sueños de invierno »

( Winter Dreams )

relato aparecido en la revista Metropolitan Magazine (diciembre 1922)

Francis Scott Fitzgerald

(Cuentos 1 – pp. 463 a 500)

 

Dexter Green es un joven de catorce años que destaca y es muy apreciado como caddie en el campo de golf donde trabaja a tiempo parcial cerca del lago Black Bear de su Minnesota natal. Durante el crudo y largo invierno todo queda helado hasta la primavera siguiente en la que de nuevo todo renace. Un día ve a una niña de once años, Judy, con su niñera y queda prendado de ella. Que la ñiña sea una clienta y el un simple caddie lo impulsa irrefrenablemente a la necesidad de cambio, por lo que abandona el trabajo. A pesar de que Dexter no es pobre y su padre puede pagarle una buena educación, él sabe que la futura chica está muy por encima de su alcance. Así que a partir de ese momento se concentrará en estudiar y triunfar.

El tiempo va pasando y los dos crecen. Judy se va convirtiendo en esa mujer de arrolladora belleza que Dexter suponía. Sus caminos de cruzan constantemente. Dexter está en condiciones económicas de satisfacer a la chica, pero ella solo desea coquetear con todos y no quedarse con ninguno.

Finalmente Dexter se promete con otra chica, aunque no esté demasiado enamorado. Pero Judy surge de la nada para volver a quedar con él y que rompa el compromiso. Aunque después de un mes ya se ha cansado.

Los años no perdonan y Dexter ya es un hombre de más de treinta completamente aposentado en los negocios, pero soltero. En su despacho, un amigo le comenta que vio a Judy hace poco. Malcasada y con niños. Muy perjudicada y sin apenas encanto. ¿Pero si solo tiene veintiocho años? replica él.

Dexter se da cuenta, toma consciencia que durante toda su vida Judy ha sido el motor que lo ha impulsado hacia adelante. Le ha dado la vitalidad necesaria para prosperar y triunfar. Ha sido su ideal. Más allá que le correspondiera o le quisiera, aspectos que no serían sustanciales. Sabe que su ideal ha dejado de serlo, y si el ideal desaparece, las ilusiones también.

«Las puertas se habían cerrado, el sol de había puesto, y la única belleza que quedaba era la belleza gris del acero que resiste al tiempo. Incluso el dolor que podía haber sentido había quedado atrás, en el país de las ilusiones, de la juventud, de la plenitud de la vida, donde habían florecido sus sueños de invierno.»

Sí, es verdad que todos los argumentos de Scott giran siempre en torno al mismo tema, pero, al ser tan premonitorios de lo que le pasaría después adquieren una altura insopechada.