Dormir y despertar (1934), F.S. Fitzgerald

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( Sleeping and Waking) diciembre 1934

Este artículo aparece en la recopilación de Edmund Wilson
«The Crack-Up»  (7 pp.)

 

Scott Fitzgerald atribuye a su persistente insomnio muchos de sus males, entre ellos el beber. Aunque para contarlo necesite emplear muchos rodeos un poco paranoides.

El insomnio aparece un día y ya no te deja. Un amigo suyo, por ejemplo, se inició en el calvario por culpa de un ratón que le mordió la mano mientras dormía. Scott cree recordar que fue por culpa de un mosquito hace un par de años, lo que le llevó a una frenética, laboriosa e interminable cacería por la habitación. Aquello fue el comienzo de un sueño que se interrumpiría en mitad de la noche sin solución.

De nada valía hacer todos los preparativos para cualquier contingencia nocturna: agua, medicamentos, libreta para notas, otro pijama por si el que llevas se empapa en sudor, preparación concienciada para conciliar el sueño… perfecto, me duermo, pero, al cabo de un par de horas me despierto, me desvelo y volver a dormir es casi una tarea imposible.

Entonces la cabeza no deja de dar vueltas

«La noche auténtica, la hora más oscura ha empezado.»

la mente te lleva a de un lugar a otro y todos ellos son angustiosos

«El horror ha llegado ahora como una tempestad: ¿y si esta noche prefigurara la noche de después de la muerte?; ¿y si a partir de ahora todo fuera un eterno estremecimiento al borde de un abismo, con toda la bajeza y miseria urguiéndome a avanzar y la bajeza y miseria del mundo esperando ahí delante? No hay elección, ni camino, ni esperanza; sólo la interminable repetición de lo sórdido y lo semitrágico.»